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Mostrando entradas de diciembre, 2025

La Textura de la Nada

Ah, mirá vos. El texto plano. Siempre fue un tema peliagudo, ¿no es cierto? Una de esas cosas que te dejan con el gesto a medio hacer, como si hubieras estado a punto de decir algo genial y de golpe se te hubiera caído el barrilete. No es que el texto fuera malo, no. El plano, digamos, tiene su... su honestidad brutal, qué sé yo. Pero ahí está el asunto, justo ahí, donde el plano se empecina en ser solo eso, plano. Vos te sentás, ponés los dedos sobre el teclado —esas teclas que suenan a destiempo, a máquina de escribir vieja, ¿te das cuenta?— y esperás el clic, el salto, la irrupción de otra cosa. Pero no. El texto plano es como un piano sin octavas, un tango sin bandoneón, un rayuela sin la casilla nueve, la del Cielo, bah. Y claro, a mí me pasa, me despasa, que busco la voluta, la curva de la tipografía que te guiña un ojo, la bastardilla con un poco de picardía, esa cursiva que parece haber salido corriendo de la página. Pero el Texto Plano no negocia. Es un muro sin graffiti, un...

El colombófilo de Flores y la cifra infinita

Viñeta de comic.

Texto en fuga

El descubrimiento ocurrió una mañana cualquiera, cuando el escritor —que llevaba semanas buscando la metáfora perfecta— encontró, en una esquina olvidada de su escritorio, un archivo llamado simplemente texto_plano.txt. Lo abrió sin expectativa alguna, convencido de que sería otro borrador sin rumbo. Pero lo que vio era… nada. Un vacío impecable. Un blanco tan blanco que parecía iluminado desde dentro. Y sin embargo, al desplazar el cursor, el archivo emitió un leve temblor, como si estuviera respirando. El escritor recordó entonces una teoría que había inventado la noche anterior (o quizá hacía veinte años, nunca estaba seguro de sus propias cronologías): lo plano nunca es plano; es apenas una pausa en la tridimensionalidad. Y en la blancura del archivo, algo comenzaba a plegarse, como un papel que aprende a ser origami por iniciativa propia. De pronto surgió una frase, tímida pero firme: “Este texto se escribe solo.” La frase lo miró —si es que las frases pueden mirar— con la inso...

El Círculo del Té

La invitación especificaba que la hora del té era, en realidad, la hora de la transparencia. Al llegar a la mansión de los Esperantos, Ariel notó que las tazas no contenían infusión, sino un eco de voces antiguas que subía en forma de vapor. La anfitriona, una mujer cuyo vestido parecía tejido con telarañas y luz de luna, le pidió que no se moviera. Con un gesto ceremonial, ella comenzó a recortar la sombra de Ariel utilizando unas tijeras de jardín. A medida que la sombra era separada del suelo, Ariel sentía que su cuerpo se volvía liviano, casi gaseoso, hasta que pudo ver a través de sus propias manos el diseño de la alfombra persa. —Ahora es usted libre de la gravedad de los recuerdos —susurró ella, mientras guardaba la sombra en una caja de música. Ariel intentó responder, pero de su boca solo salió el canto de un jilguero que voló directamente hacia el cuadro de un paisaje invernal, instalándose para siempre entre las ramas de un pino pintado. En el salón quedó un silencio abso...

La mudanza del reflejo

A las tres de la tarde, el espejo del vestíbulo decidió que ya había visto suficiente de la familia. Sin previo aviso, la imagen del aparador y el jarrón de porcelana comenzó a deslizarse hacia el borde izquierdo del cristal, como una cinta cinematográfica que se descuelga de su carrete. Don Julián, que se anudaba la corbata, vio con horror cómo su propio rostro se alejaba hacia la esquina superior hasta desaparecer en un ángulo ciego. El marco quedó habitado por un paisaje de llanuras violetas y un cielo donde volaban peces de plata, un mundo que no pertenecía a la casa. Desesperado, Julián metió la mano en el vidrio, que ahora tenía la consistencia del agua tibia. No recuperó su reflejo, pero extrajo un guante de seda que aún conservaba el calor de una mano desconocida. Afuera, en la calle, todos los transeúntes comenzaron a caminar de espaldas, convencidos de que el futuro acababa de mudarse al interior de los muebles.

Daniel Omar Cignacco poeta y escritor argentino

Daniel Omar Cignacco es un poeta y escritor argentino, nacido en Buenos Aires en 1963. Su trabajo literario se centra principalmente en la poesía contemporánea, aunque también ha explorado la narrativa en prosa, publicando tanto libros de poemas como una novela. 🖋️ Perfil y trayectoria Nacionalidad: Argentina Lugar y año de nacimiento: Ciudad de Buenos Aires, 1963 Género: Poesía y narrativa contemporánea Temas y estilo: Su obra se caracteriza por una exploración del lenguaje poético, el uso de imágenes simbólicas, y la tensión entre lo cotidiano y lo onírico. Sus poemas suelen jugar con sensaciones intensas, imágenes sensoriales y elementos filosóficos presentes en la vida diaria. 📚 Obras destacadas Poesía Algunos de sus libros de poemas incluyen: Física, reacción y delirio (2006) Radiosa ambigüedad (2011) Títulos extraviados en Cabra Corral ¿Quién dió vuelta las cruces? Narrativa El colombófilo de Flores y la cifra infinita (2025) — novela publicada más recientem...

El colombófilo de Flores y la cifra infinita y sus eternidades filosóficas

1. La Filosofía del Dato Infinito: ¿Qué lleva realmente una paloma mensajera? Tema: La paradoja de la Cifra Binaria Infinita y la recursión. Enfoque del Blog: Analice la propuesta de Pérez-Molina: que sus palomas no llevan un mensaje específico, sino una secuencia binaria recursiva que, al expandirse en el tiempo de vuelo, se convierte en la "fórmula para generar todos los mensajes posibles". Puntos clave: La idea de que el mundo es una "sucesión interminable de unos y ceros". La paloma como la "solución al problema de la capacidad de almacenamiento del cosmos". La diferencia entre un dato con contenido ("el tesoro está bajo el roble") y una función (la fórmula para generarlo todo). 2. La Guerra Epistemológica en la Azotea: Pérez-Molina vs. Elbio Tema: El choque de metodologías para comprender la información: lo místico frente a lo práctico. Enfoque del Blog: Compare a los dos colombófilos: Pérez-Molina, el avatar del "sublime y c...

El colombófilo de Flores y la cifra infinita ( Podcast)

El siguiente es un esquema de 8 capítulos para un podcast basado en la novela El colombófilo de Flores y la Cifra Infinita de Daniel Omar Cignacco. Esta estructura sigue el arco narrativo principal y utiliza las "Expansiones" y "Bifurcaciones" para construir un final complejo y metafísico, ideal para un formato serializado. Estructura del Podcast: El Colombófilo de Flores y la Cifra Infinita (8 Capítulos) 1 El Palomar y la Eternidad de Flores Introducción a Pérez-Molina, un colombófilo excéntrico en la azotea de la calle Varela, Flores, Buenos Aires. Su vida en la Aduana y el contraste entre la "vida de espera" de Flores y su inclinación mística. El colombófilo de Flores (p. 7) 2 La Cifra Infinita: El Mensaje del Cosmos La revelación: las palomas de Pérez-Molina (como la M-47) no llevan cartas, sino fragmentos de papel de arroz con una secuencia binaria recursiva. El concepto de que el simple acto de volar sobre Flores expande la información expo...

El colombófilo de Flores y la cifra infinita

La Banalidad de lo Infinito en Flores: Una reseña de "El Colombófilo de Flores y la Cifra Infinita" de Daniel Omar Cignacco La obra de Daniel Omar Cignacco, "El Colombófilo de Flores y la Cifra Infinita", no es una novela al uso; es un artefacto filosófico camuflado como relato de ciencia ficción costumbrista, una pieza de metafísica que se niega a abandonar la azotea del barrio de Flores en Buenos Aires. Es una lectura obligatoria para quienes aprecian el cruce entre el código binario y la carne. La Mística del Guano y la Recursión El protagonista, Pérez-Molina, es un excéntrico colombófilo y oficinista de aduanas. El barrio de Flores, un lugar de "espera que, paradójicamente, nunca termina de definirse," se convierte en el escenario ideal para su inclinación. Pérez-Molina transforma su palomar en un experimento gnóstico: sus palomas mensajeras no llevan cartas, sino diminutos fragmentos de papel de arroz que contienen una secuencia binaria. La genialid...